Entrevista a: Juan Gómez “Chicuelo”, guitarrista flamenco.
“Yo no soy ni de Cádiz, ni de Sevilla”
Helena de Castro//Cornellà
A cuatro días de ir a recoger a Jerez el premio “Flamenco Hoy” al mejor disco de guitarra solista por su último álbum Diapasión, Juan Gómez “Chicuelo” toma un café un viernes por la tarde en un bar de Cornellà de Llobregat, ciudad que le ha visto crecer tanto física como profesionalmente.
Tocar la guitarra. ¿Es vocación o constancia y estudio?
Yo creo que son ambas cosas. Es… que te guste, pero que te guste de verdad, no sólo que sea cosa de un día. Y después, como cualquier otro instrumento, pues es muy sacrificado y hay que estar todo el día encima y ser muy constante con él.
¿Por qué la guitarra y no otro instrumento?
Y…¿por qué no? (risas) Mira…la guitarra es porque en mi casa siempre se ha escuchado flamenco. Mi hermano mayor tocaba la guitarra. Yo sin embargo empecé cantando. Me apasionaba el cante. Y me aprendía todos los discos de Camarón, que en aquella época era el boom. Y de repente con doce años pues se cruzó la guitarra en mi vida. Mi hermano quería que yo tocara la guitarra y yo no, yo quería cantar. Sin embargo, las cosas de los críos, mis compañeros de clase me invitaban a que me fuera con ellos, y todos iban con una guitarra… y lo que no consiguió mi hermano en años, lo consiguieron estos en un minuto: que cogiera la guitarra y me fuera con ellos a clase.
Así que en un principio para ti la guitarra fue una diversión, ¿no?
Sí, yo lo hacía, en principio, más como un divertimento, de estar con mis amigos. Pero yo nunca pensé que tocar la guitarra me llevaría a donde me ha llevado, ¿no?
¿Se podría decir que estudiabas mucho?
Bueno, me gustaba mucho. También hay que decir que cuando yo empecé, el idioma lo conocía, quiero decir… yo con doce años sabía lo que era una seguiriya, lo que era un fandango, lo que era una soleá… porque estaba harto de cantarlo y de oírlo.
Claro, aprender el compás de los diferentes palos es lo que más cuesta si no te viene de nacimiento ya, y tú ya lo tenías implícito. ¿No es cierto?
Sí… no solamente el compás… la armonía, como tiene que sonar, dónde poner un acorde con la voz, en fin… esas cosas ya son familiares y eso es ya mucha ventaja.
Toco la guitarra flamenca. ¿Qué me recomendarías?
¿Qué te recomendaría? Bueno, también cada uno se marca sus metas, quiero decir, no es lo mismo dedicarse profesionalmente que ser un aficionado. Y como aficionada es pues… que prestes atención, que seas disciplinada y que hagas caso de lo que te digan.
Pero también es importante la figura del maestro, ¿no?
Sí, todo esto empieza por tener un maestro en condiciones. Si no, es como en todo…
A parte de la constancia y el estudio, ¿hay más aspectos a tener en cuenta?
Hay muchos aspectos, muchísimos. Después está, pues, el ser astuto, ser avispado, estar en el lugar adecuado, tener memoria… Saber componer, que es algo que se lleva dentro.
¿No se puede aprender a componer pues?
No. Se pueden enseñar técnicas. Técnicamente te puedo decir “Mira, componer es esto” pero si tú me dices “¿y cómo lo hago? Pues no sé…
¿Entonces cómo se empieza a componer?
Pues… hombre, evidentemente empieza por algo que no te suene a nada, de entrada, algo que te suene a ti, que digas: “esto es mío”. También tienes que saber con quien juntarte, saber con quién aprendes más, con quien no debes estar, con quien sí…
¿Es imprescindible tener conocimientos de lenguaje musical para poder tocar?
No. Se puede tocar flamenco sin saber música, pero si la sabes, mejor. Que sepas usarla en su justa medida. No es aquello de escribirlo todo…eso merma la memoria. Mira, con lo que más alucinan con nosotros los clásicos justamente es con la memoria, porque ellos acostumbran a leer todo lo que tocan y nosotros no. Entonces flipan, no solamente conmigo como guitarrista, sino con los cantaores como cantaores, porque se aprenden obras que son increíbles. Y eso cultiva la memoria. Para interpretar es básico no estar leyendo. Hay una cuestión de sentimientos que el simple hecho de estar distraído leyendo no te deja centrarte en lo que uno daría…
¿A qué estilo de música es más próximo el flamenco?
El flamenco es mucho de improvisación. En cierto modo se hermana mucho con el jazz, más que con el clásico. Por otra parte, el jazz tiene la virtud de que a parte de que son músicos muy libres, en muchos aspectos, también leen. Es decir, yo creo que son el punto intermedio entre el clásico y le flamenco, que cogen de allí y de aquí.
¿Qué artistas destacarías de la escena flamenca catalana actual?
Destacaría principalmente a Miguel Poveda y a Duquende, que son los baluartes de Cataluña. También los hermanos Cañizares, Mayte Martín, Montse Cortés, Juan Ramón Caro… estos son los artistas que, digamos, más han movido el flamenco.
Has impartido varias clases en el Taller de Músics. ¿Tienes pensado dedicarte a la docencia en un futuro?
Nunca me he dedicado exclusivamente a la enseñanza. Pero sí que a lo mejor el día de mañana, cuando esté ya cansado de dar vueltas (risas), pues sí me gustaría dedicarme.
¿Crees que es más fácil promocionarse en Andalucía que en Catalunya?
Lo que es promocionarte...donde haya más dinero (risas). La verdad es que Cataluña siempre se abre a la música, no veta a nadie. Entonces si eres una persona importante en el flamenco, por el hecho de ser catalán, o de no ser andaluz, no te van a desprestigiar.
¿Crees que se está creando una especie de flamenco catalán?
No, no es flamenco catalán. Lo que pasa es que, mira, hay un punto, pero no sólo en Cataluña, sino en cualquier sitio que no sea Andalucía, que no hay prejuicios, hay una libertad. Entonces, a mi me encanta el flamenco, pero no tengo prejuicios. Como yo no soy ni de Sevilla ni de Cádiz no me van a mirar con lupa…“Pero quillo, ¿tú no haces esto?” No, es que yo no soy ni de Cádiz, ni de Sevilla, yo soy de Barcelona.
Carmen Linares, cantaora; Sara Baras, bailaora… ¿Por qué no hay tocaoras?
Pues no lo sé. Lo hemos comentado alguna vez. Yo creo que eso se ha asociado más al hombre. Quizá el toque tiene un punto más de agresividad que la mujer, a lo mejor, por naturaleza no la tiene, es más sensible. Es un trabajo que se ha asociado más al hombre siempre, son cosas de la sociedad. Si la gente ve a una mujer con una guitarra enseguida diría que es “marimacho” y si ven a un hombre con mallas dirían que es “mariquita”. Son los clichés que construye la sociedad.
¿Crees que la fusión del flamenco con otros estilos es un factor que puede abrir puertas para aquella gente que no escucha flamenco?
Sí, sí, claro. Yo creo que cuando hay fusión entre diferentes músicas es como unir dos tribus, ¿no? Pues… todo se hace más grande y hay más interés por parte de todos los bandos. Además porque la música se hace más universal, y el flamenco se abre.
¿Un ejemplo sería tu último disco Diapasión?
Sí…de todas formas cuando se hacen este tipo de cosas, como en mi disco, no es que no sea flamenco, que lo es, pero no es un flamenco ortodoxo de hacer soleá, siguiriyas como yo las aprendí ni nada de eso. Es un tipo de flamenco más aderezado. Y melódica y armónicamente más atrevido. Porque el flamenco es mucho más básico que todo eso.
¿Y qué es el flamenco en esencia?
El flamenco en realidad es una guitarra y una voz y un baile, si está. Es ese triángulo, y a partir de ese triángulo se puede ir sumando gente. ¿Si le seguimos llamando flamenco? Ahí está el intríngulis, que a veces se llegan a hacer cosas que ya se van demasiado de lo que es el flamenco y lo seguimos llamando flamenco. Es complicado. Yo hago música y parto del flamenco y como soy una persona bastante inquieta, pues me gusta inventar y probar y ya está, nada más.
“Yo nunca pensé que tocar la guitarra me llevaría a donde me ha llevado.”
“También tienes que saber con quien juntarte, saber con quién aprendes más.”
“Yo hago música y parto del flamenco. Me gusta inventar y probar y ya está, nada más.”
Chicuelo: flamenco en estado puro y catalán
Juan Gómez “Chicuelo” (Barcelona, 1968) es considerado uno de los mejores guitarristas de la actual generación. Empezó a tocar la guitarra en una asociación de vecinos del barrio de Sant Ildefons en la ciudad barcelonense de Cornellà de Llobregat a la edad de doce años. A partir de aquí empezaría el camino que le ha llevado a triunfar profesionalmente y a crecer madurando en su manera de hacer música. Empezó a trabajar en el Tablao Carmen en Barcelona, con Mario Escudero, Angelita Vargas, La Tolea, Sara Baras y Belén Maya, entre otros artistas actualmente de reconocido prestigio en el mundo del flamenco. Y poco más tarde ya acompañaba en sus grabaciones a diversos nombres del firmamento del mundo del flamenco como Duquende, Mayte Martín, Tomatito, Enrique Morente y otros músicos como Joan Manel Serrat. Actualmente es el guitarrista habitual de Miguel Poveda en la mayoría de sus actuaciones. Su primer disco, Cómplices, ya le trajo en el año 2000 el premio al mejor artista revelación. Y un año más tarde, recibió el de mejor guitarra de acompañamiento por Zaguán, de Miguel Poveda. Acaba de salir a la luz el trabajo “Cante i orquestra” en el que ha trabajado con Miguel Poveda y Joan Albert Amargós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario